Miguel Oliver Massutí
Miguel Oliver Massutí
"Un triste julio, nuestro país rebentó por los cuatro costados y aquí, en nuestras islas, la isla de la calma, como dice Russinyol, comenzó un calvario para mucha gente. Cárceles, muertos y trastornos de todo tipo"
Miguel Oliver Massutí
El 19 de julio de 1936 con el ruído del golpe entrando en Felanitx, el alcalde y padre de Miguel Oliver, Pere Oliver Domenge, había conseguido inaugurar el Mercado, una infraestructura importantísima y símbolo, como las escuelas, del progreso que significó la República, pero entendió que tenía que salir del pueblo. Recordaba Miguel Oliver que volviendo ese día a casa con un grupo de amigos se cruzó con su padre, como tantas veces, por la calle, pero sintió su saludo grave, "adiós Miquel" no le volvió a ver hasta 1967.
Campos de concentración
" Nos privaron de la libertad a los 18 años, cuando la primavera de nuestra vida empezaba a florecer y nos sentíamos libres como pájaros" Miguel Oliver Massutí
Con el padre huído, los primeros meses de guerra los pasaron encerrados en la casa familiar, recluídos y vigilador por milicianos, la madre, Miquel y sus hermanos, tres hermanas y un hermano, todos más pequeños que él. En 1937 el ejercito había empezado a reclutar a los jóvenes de su edad y en febrero fueron a buscar a Miquel, que tuvo que presentarse en el ayuntamiento de Felanitx. Allí lo revisaron, alistaron y le enviaron a casa a esperar. Contaba Miquel que desde el ayuntamiento hasta su casa ni una sola persona le saludó, "unos tenían miedo, a otros ni les iba ni les venía y otros te odiaban, ese era el ambiente de tensión que se respiraba en esos días". Ir al Ayuntamiento significó salir del encierro de la casa, no hacía tanto tiempo que estaban encerrados pero todo había cambiado, "en un pueblo todo el mundo se conoce y en tres o cuatro días todo cambia y te encuentras solo en ese pueblo, esa fue la sensación que tuve. No sé qué libro puede describir lo que era vivir en aquel tiempo".
Dos o tres días tuvo para despedirse de su familia sin saber qué pasaría. Fue llevado a un cuartel de Palma, ya como soldado, y allí pasó casi un mes, esperando, sin saber, hasta que un día llegó una lista, una de tantas en aquellos días. El 5 de octubre de 1937, junto con un grupo de soldados que ya habían sido reclutados y formaban parte del Batallón de Ingenieros, fue detenido y concentrado en el cuartel de Ingenieros de la Rambla, en la Vía Roma de Palma. Ese mismo día todo el grupo de presos fue conducido en camiones al campo de concentración militar denominado "Unidad de Trabajadores de Baleares", situado en Albercuitx, en Pollença. Estuvieron allí hasta 1940 en regimen de Trabajos Forzados. Desde allí se fueron desplazando, estuvieron en cuatro emplazamientos diferentes. Eran campos de trabajo que se montaban para construir carreteras.
Emplazamientos de la Unidad de Trabajadores de Baleares
desde el 5 de octubre de 1937 al 4 de enero de 1940
1º.- ALBERCUITX DE ARRIBA
Caseta de madera prefabricada situada en la mitad de la carretera que va del Puerto de Pollença a Formentor
2º ALBERCUITX DE ABAJO
Misma caseta de madera pero emplazada ahora en el llano y muy cerca de la casa de residencia de los amos de esta finca rústica de Albercuitx
3º PUERTO DE POLLENÇA - ALCUDIA
Se abandona la caseta de madera prefabricada que había sido la sede de esta Unidad de Trabajadores y se instala esta en un chalet situado aproximadamente en la mitad de la carretera que va del Puerto de Pollença a Alcudia. Este chalet y su entorno, que forman el nuevo emplazamiento de la Unidad de Trabajadores, se denomina actualmente, según se puede leer en la barrera del jardín de entrada, Ca'n Mir, que no debe confundirse con el, tristemente famoso Ca'n Mir de Palma, que fue la cárcel de muchos de los represaliados y fusilados en Mallorca.
4º ESPINAGAR - MANACOR
Terminada la carretera de la Atalaya y también la construcción de los dos puentes e la carretera del Puerto de Pollença a Alcudia, la unidad fue destinada a reparar la carretera que va desde el "Espinagar" a Manacor y la sede se instaló en el que antes había sido el Grupo Escolar de s'Espinagar, en Manacor.
Los presos construyeron, entre otras, la carretera que va del mirador de Formentor a una atalaya en la montaña. Fue un campo durísimo que le dejó marcas profundas, sin embargo el paisaje de Formentor, el color del mar y la sombra de los pinos en la arena siempre fue admirado y querido por Miguel, que años después cuando recorría con su familia la sierra de Madrid, siempre le recordaba el paisaje mediterráneo de pinar que llega al mar y decía "detrás de esos pinos estará el mar".
En ese tiempo la casa familiar fue requisada y convertida en cuartel general de la falange que en esa época estaba en Felanitx y donde se hospedo la familia del Jefe de Batallón. Su madre fue encarcelada en la prisión de mujeres de Can Salas en Palma y los hermanos se repartieron en casas de familiares. Las dos hermanas mayores estuvieron juntas en casa de unos tíos y el hermano menor con otros tíos. La más pequeña estuvo con otra familia amiga de Felantix. Las dos hermanas mayores visitaban a Miquel en los campos cada 15 o 20 días. En Mallorca no hubo frente, no hubo campo de batalla, ni tampoco hubo dos bandos peleando. Desde el primer momento Mallorca estuvo bajo el poder de los golpistas.
En el tiempo que estuvo en los campos de trabajo, Miquel pudo escribir a su familia. Postales con la imagen de Franco y el sello de la censura , cartas en las que deja ver cómo era la vida en los campos o cómo se organizaban las visitas. Las cartas van dirigidas a su madre que se encontraba en la prisión de mujeres de can Salas de Palma o a sus hermanos en casa de los tíos con los que vivieron esos años. En todas se detalla el estado de salud en que se encuentran y encargos para cubrir necesidades. En la última desde los campos de Mallorca, ya acabada la guerra, ya se sospechaba un traslado de los presos a la península
Acabada la guerra no liberaron a los presos de los campos. No fue hasta 1940 que el Mando Militar decidió disolver los campos de trabajadores e integrar a sus reclusos en Campos de Concentración de Prisioneros de Guerra. El 4 de enero de 1940, Miquel fue enviado con un grupo de unos 50 presos, vía Alicante, a Madrid. Llegó dos diás después, el 6 de enero, y fue internado en el "Gran Campo de Concentración de Clasificación y Nuevo Destino de Prisioneros de Guerra", constituido al término de la Guerra Civil e instalado en el que había sido Instituto de Enseñanza Media Miguel de Unamuno. La situación de los presos mallorquines fue extraordinariamente complicada, ya que, aunque Mallorca había sido desde el primer momento zona Nacional y, por tanto, ellos no habían formado parte en ningún momento del Ejército Republicano ni participado en la batalla, se convirtieron inexplicablemente en prisioneros de guerra. En el Campo de Clasificación Miguel de Unamuno permanecieron 20 días aproximadamente, tiempo en que fueron seleccionados y enviados a campos de concentración más o menos duros. El grupo de mallorquines al que pertenecía Miquel fue enviado a África, al Batallón de Trabajadores 216 en el campo de aviación de Tetuán. Nunca entendió Miquel el porqué de aquello y siempre se preguntó, quién lo decidió y qué perseguía al hacerlo. En el prólogo que escribió para el libro de su compañero de campo y penurias, Gabriel Riera Sorell "Crònica d'un presoner mallorquí als camps de concentració (1936-1942" Ed. El Tall 1991, decía Miquel:
"Después de algo más de dos años de enclaustramiento, sin proceso, sin juicio, alguien creyó que había que castigarnos aun más, y nos mandó a la península. Alguien, que no definiré, decidió que nos enviasen a selección. ¿Por qué y con qué finalidad? ¿Qué perseguía? ¿Qué quería? [...] A pesar de todo lo vivido, uno se resiste a admitir que por el mundo andan locos y malintencionados que solo viven para hacer el mal y, en esos años muchos habían aflorado"
Durante el poco tiempo que estuvo en Madrid, Miquel tuvo la oportunidad de escribir a su madre y a sus hermanos. En todas las cartas desde Madrid se observa la incertidumbre acerca del pròximo destino, pero también el esfuerzo por transmitir normalidad, en algunos pàrrafos parece que estuvieran de viaje disfrutando de ver un lugar desconocido. Pero la realidad es que , aunque la guerra ha terminado, siguen en cautiverio.
El viaje a Tetuán fue un infierno de suciedad, hambre y miedo. Viajaron durante tres días en vagones de ganado cerrados con puertas correderas. Pararon de noche en alguna estación de Andalucía y vieron los estragos de la guerra en los andenes. En Algeciras embarcaron hasta Ceuta y de allí a Tetuán. También se conserva correspondencia desde Tetuán. Un campo duro, pero un lugar cuyo exotismo despertó la curiosidad de un espíritu joven y curioso.
El grupo de presos mallorquines estuvo en Marruecos hasta Mayo de 1940, según consta en el documento que se conserva que certifica que marcha licenciado pendiente de ser clasificado por la inspección de los Campos de Concentración.
Este documento de libertad costó mucho de conseguir, Fue para salir de Tetuan donde más sufrieron las consecuencias del error de haber sido clasificados como "prisioneros de guerra" . No llegaban listas de libertad para presos que no habían estado en el frente y ellos venían de Mallorca donde no había habido batalla. La suerte (en muchas ocasiones Miquel pensó que había tenido suerte) hizo que un nuevo mando en el campo detectara el problema y les incluyera en la primera orden de libertad con el mandato de presentarse a las autoridades correspondientes al llegar a Mallorca, todos menos Miquel, que había nacido en Barcelona, y por más que intentó explicar que estaba encuadrado en Mallorca y que no tenía a nadie en Barcelona, fue enviado a Cataluña. Se encontró solo y sin posibilidad de volver a casa. En aquel tiempo para viajar se necesitaba un salvoconducto, sin autorización no se podía coger barco ni tren y Miquel solo tenía salvoconducto hasta Barcelona. Se hospedó unos días en casa de unos familiares hasta que decidió ir a capitanía y otra vez la suerte le puso delante a una persona amable que le hizo un permiso para llegar a Mallorca.
El 26 de mayo de 1940, un día después de abandonar África, en la primera parada en la península, Miquel puede escribir a sus hermanos para explicarles la situación en que se encuentra y sus planes para llega a Mallorca. Es una carta entregada en mano por uno de los compañeros que viajaron directamente a la isla y, por eso, Miquel aprovecha para advertir a sus hermanos sobre la censura del correo y el peligro de describir "momentos amargos" en las cartas.
Como había sido reclutado antes de ser detenido, el estar militarizado antes de entrar en los campos de concentración, le salvó de tener que cumplir el servicio militar una vez liberado. En el mismo prólogo decía:
"Llegado a Felanitx, encontré frente a mí un triste panorama. Mi padre en el exilio, mi madre en prisión y los hermanos viviendo en casas de familiares que los habían acogido porque la nuestra había sido requisada para alojar a la familia del jefe de batallón [...] Me tenía que plantear una nueva vida y en un ambiente mayoritariamente hostil o indiferente, las perspectivas eran más bien malas. Pero por lo menos tenía una cierta libertad, digo cierta porque la libertad estaba muy deteriorada en todos los niveles."
Cuatro años después volvía a Felanitx y de nuevo debía presentarse en el Ayuntamiento, pero bastante había pasado para que la voz severa del alcalde le hiriera más, este le recordó la acción política de su padre, acusó a su madre y a sus familiares y le perdonó la vida enviándolo a casa hasta nueva orden. Le enviaron a un cuartel, en el santuario mallorquín de Cura, a trabajar como telegrafista, otros amigos corrieron peor suerte y fueron enviados a campos de concentración en la península. En el cuartel pudo reemprender los estudios. Le daban permiso para ir a examinarse a Barcelona que aun andaba revuelta, si cogían maquis entrando por los Pirineos, se disparaba la alerta y todos los que estaban de permiso tenían que volver de inmediato al cuartel.
Estuvo dos años estudiando, liberaron a su madre y la familia se reunió de nuevo en la casa.
"Cuatro años después, en 1941, ¡cuántas cosas habían pasado! nos encontrábamos todos, menos mi padre, reunidos de nuevo, en nuestra casa. Salíamos de una pesadilla, de un período triste en el que habían pasado muchas cosas que debíamos superar. Habían muerto amigos, nunca olvidados y el horizonte era más que negro. Aun así, la familia estaba de nuevo reunida y teníamos relativa libertad, la libertad que podían tener los que estaban marcados, en un régimen dictatorial salido de una guerra civil. Teníamos que recuperar fuerzas para reconstruir el presente pensando en el futuro. Estábamos todos juntos, que ya era mucho, pero la tarea se presentaba dura y complicada. Teníamos la esperanza de que un día, más o menos lejano, mi padre podría volver, las heridas irían cicatrizando y el país recobraría, tarde o temprano, la libertad perdida. Con este espíritu emprendimos el camino hacia el futuro. Pero eso ja es otra historia"
Miquel iba y venía de Barcelona para acabar sus estudios, pero no volvió a vivir en Felanitx, "mejor no aparecer por el pueblo", iba a ver a la familia pero vivía en Palma, en casa de su tío Miquel Massutí Alzamora y su mujer Dolors Oliver Domenge, hermanos de su madre él y de su padre ella, tíos por ambos lados y referentes importantes en su vida.
Obtuvo Licencia Absoluta el 30 de noviembre de 1955 según consta en el documento oficial original.
En 1990 los Presupuestos Generales del Estado incluyeron una partida para indemnizar a las personas que habían sido recluidas en prisiones y campos de concentración por motivos políticos durante la guerra civil. La dificultad para conseguir la documentación oficial y certificaciones que se requerían de hechos acaecidos en tiempo de guerra o de dictadura militar, frustaron las expectativas de muchos damnificados. Por otra parte la avalancha de peticiones dificultó la tarea de la Administración que se vio desbordada y pidió a los interesados que cada uno solicitara las certificaciones en los organismos pertinentes. Estas gestiones fueron positivas en el ámbito local, con un certificado expedido en 1990 por el entonces Alcalde de Felanitx, Cosme Oliver, certificando la reclusión de la familia Oliver Massutí en su casa con guardia armada en la puerta y la situación que vivieron Miquel y su familia. Fueron, en cambio, un tanto decepcionantes a nivel estatal, ni Instituciones Penitenciarias, ni el Ministerio de Defensa pudieron acreditar la privación de libertad por un tiempo igual o superior a tres años, necesario para obtener la indemnización, y tampoco pudo, por tanto, en 1992 el Ministerio de Hacienda conceder a Miguel Oliver la indemnización por privación de libertad.