Director del Instituto Español de Oceanogragía
Director del Instituto Español de Oceanogragía
Secretario General de Pesca Marítima Director del Instituto Español de Oceanografía Presidente del Consejo General de Pesca del Mediterraneo de la FAO Presidente PSOE Balears
Secretario General de Pesca MarítimaDirector del Instituto Español de OceanografíaPresidente del Consejo General de Pesca del Mediterraneo de la FAOPresidente PSOE Balears

Pere Oliver Domenge

 

 

 

Pere Oliver Domenge nació en Palma de Mallorca en 1886. Estudió farmacia en Barcelona, donde su padre, Miquel Oliver Obrador, regentaba la Farmacia Moderna, en la calle Hospital.  Después de contraer matrimonio con Catalina Massutí Alzamora, inició en Barcelona su carrera de farmacéutico, estableciéndose por su cuenta  y allí nació el segundo de sus hijos, Miquel. Todo apuntaba a que continuaría su vida en la ciudad Condal, pero su tío Pere Oliver Obrador, le dejó en herencia una finca en la localidad de Felantix, en Mallorca, donde vivía toda la familia Oliver, con la intención de atraerlo hacia la isla, y lo consiguió. Estableció su casa familiar en la calle Mayor número 22 de Felanitx y en la planta baja abrió su farmacia.

 

Tuvo una intensa vida intelectual y política, participó en la fundación de la Associació per a la Cultura de Mallorca y colaboró en diversas publicaciones como La Veu de Mallorca, La Nostra Terra, Nosotros o  El Felanigense. 

 

Nacionalista convencido, defendió la participación de Mallorca en el proceso independentista de los Països Catalans. En 1916 pronunció, en el Casal Catalanista de Sans "Els Segadors", su conferencia "La Catalanitat de les Mallorques" , argumentando con hechos históricos la catalanidad de las islas Baleares, un texto que se convirtió en emblemático para una parte del nacionalismo catalán en Mallorca.

 

La farmacia de la calle Mayor se convirtió en un ágora de intelectuales y amigos que empezaban a vislumbrar turbulencias políticas en las noticias que llegaban de la península. "L'apotecari Barceló", como se conocía en el pueblo a Pere Oliver Domenge, mantenía vivos sus lazos con dirigentes políticos catalanes, como evidencian algunos documentos y cartas que aun se conservan y fue dirigente destacado d'Esquerra Repúblicana. 

 

Telegrama Francesc Macià

Carta L'Appel Catalan

Carta Companys

 
 
 
 
Fue alcalde en la República de 1931 y encarcelado en la revolución del 34. Según la sentencia original fue acusado del delito de inducción y excitación a la rebelión.

Sobre la revolución de octubre de 1934 es de gran interés el libro "La Insurrección de Octubre, Cataluña, Arturias, Baleares" de Alexandre Jaume Rosselló, encarcelado el 19 de julio de 1936 y fusilado al cementerio de Palma día 24 de febrero del 1937 junto con Emili Darder, Antoni Matei y Antoni Maria Ques.

El libro fue publicado por primera vez el 1935 en Felanitx, a los talleres de Tipografía Felanigense, imprenta de Pere A. Reus Bordoy. El 1997 la editorial ibicenca Res publica hizo una segunda edición. El 2014 el editor Lleonard Muntaner publica una nueva edición con prólogo de Gregorio Peces-Barba Martínez, introducción de Perer Gabriel y la supervisión de Alexandre Font Jaume, nieto de Alexandre Jaume, que explica que su abuelo lo hizo llegar Madrid enviándolo a Indalecio Prieto y a Largo Caballero. De la edición original solo se conserva un ejemplar que la mujer y la hija de Jaume pudieron salvar de la quema de libros del político.



En el libro, Alexandre Jaume, relata las visitas que hacía a sus amigos y compañeros encarcelados y como el impresionaba y emocionaba verlos. Sobre Pere Oliver y Domenge recuerda la amistad y el respeto que mutuamente se tenían. En una de las visitas Alexandre Jaume le pidió que escribiera unas “cuartillas” que reflejaran la vida en la prisión para incluir en su libro. Pere Oliver Domenge escribió “Un día, cualquier día, en la cárcel provincial” que se incluye en el libro de Alexandre Jaume tal y como se reproduce a continuación.

 

 

 

UN DÍA, CUALQUIER DÍA, EN LA CÁRCEL PROVINCIAL

 

 

El día amanece: canta un gallo, todavía, vibra en el espacio el sonido metálico de la campana medioeval.

 

Óyese el ronco bramido del correo barcelonés; el grito estridente de la locomotora pronta a partir; el rumor creciente de la ciudad que despierta. pasan en vuelo rápido unos palomos.

 

De la calleja, donde el amor cotiza, sube el murmullo de un adiós y un beso sella toda una noche de placer.

 

Sueña el recluso en el mañana próximo, sueña despierto, y en sus devaneos fantásticos levanta magníficas ilusiones.

 

Súbitamente, el tintineo estridente de la campanilla ordenancista echa a rodar el castillo de mis bellas ilusiones: soy un preso.

 

De sus madrigueras salen hombres, más bien fantasmas por su torpe caminar, sus ojos soñolientos. La toalla al cuello recorta las cabezas, aquellas cabezas todas iguales, de cabellos enmarañados con el fluir de ideas e ilusiones en fermentación. Aire, agua, imprecaciones y carcajadas dan la sensación del cuartel.  De pronto, la campanilla ordenancista llama de nuevo a formación. Pasa el oficial galoneado: dos, cuatro, seis... cuarenta y ocho, cuarenta y nueve... ¡A ver, los de la kabila! Se alinean los rezagados y el oficial recomienza; El cabo, Galmés, cuatro, seis, Cubran, señores!... ocho, diez... cincuenta y dos. Buenos días señores. ¡Vamos, por café!

 

La población carcelaria es numerosa; rebasa, en mucho, los cien reclusos. En el patio, gente del hampa, profesionales del robo. En la galería, políticos y sociales, "tabaquers" que cumplen condena y los jóvenes de Santa Margarita "que varen esbucar un ball".

 

Da principio la limpieza del suelo, en la cual turnan los reclusos. Escobas, cubos, trapos, agua, zotal, mucho zotal, órdenes y trasiego. ¡A ver, estos colchones! grita el oficial. En "Artá", la celda de los sufridos artanenses, se reúne un numeroso grupo de víctimas de la reacción para elevar un canto a la libertad.

 

Nueva formación. Cambio en la oficialidad. Recuento. ¡Buenos días, señores! La formación de a dos en fondo, rompe filas con revuelo y entran en juego las afinidades espirituales. Grupos aquí y allá, grupos en todas partes, conversaciones, charlas al ritmo del reloj, que con su enervante tic tac va controlando el dolor punzante en la carne torturada de estos jóvenes rebeldes.

 

"¡El mandadero!" "¡mandados!" va gritando Cerdá, el ordenanza de las oficinas, y en un rincón se establece pequeña lonja de artículos varios. Los presos comunes aportan la mayor concurrencia Se cumplen mandados con el diez por ciento de recargo.

 

De pronto, Florit chilla con su voz atiplada: "Palma, Búger, Felanitx...". Son las comunicaciones, y se abandonan los rudimentarios juegos; todos corren al locutorio, huyen de la cárcel. ¡La cárcel! Viejo y ruinoso edificio en donde señorea la nauseabunda mezcolanza del rancho feculento y el detritus de docenas de torturados. El acre olor del retrete lo invade todo, saturando el aire, el recluso, las mismas ilusiones. La cárcel donde las horas grávidas horadan el espíritu más templado en ansia constante de libertad y las manos se cierran nervudas y los brazos musculosos se levantan amenazantes.

 

Por fin, se da la voz de rancho y en hilera, cazuela en mano, se toma la ración del potaje: cucharón por barba. Sigue plácida quietud espiritual, palabras entrecortadas, movimiento de cucharitas de boj, que, cual los celebrados palillos chinos, van vertiendo en las humanas fauces el feculento manjar. La materia ahoga el espíritu; mas, de pronto, sacúdese fuertemente el ruedo ante el negro manteo de mossén Ferriol, que invade la celda. Estupor que corta el rancho popular. El mossén presume de apostólica caridad, ofreciendo con burdas palabras cigarrillos de a diez el paquete y, con tontas citas, pretende vencer la glacial indiferencia del espontáneo conjuro. ¿Será un cínico o un loco siervo del Vaticano? Poder de Roma, poder de Satán. A tu paso lento torturante, ruge la rebeldía de las nuevas promociones y la ráfaga grasienta deja el aire denso de maldición.

 

Al comenzar la tarde, la vida del recluso se desliza monótona. Los hay tumbados, entregados plenamente al fastidio del estómago; otros deambulan en su mutismo caviloso y hermético, y los restantes, cual sutiles receptores, captan las vibraciones del patio, donde pululan los desvíos vergonzosos de nuestra sociedad capitalista y se enriquece el léxico con términos familiares en el hampa. El "consorte", el "julai" y el "chivato" van devanando el tedio de los reclusos sometidos.

 

Una noticia inesperada galvaniza la población carcelaria. Murió la madre de un penado. Solicitó el hijo el último adiós. La oficialidad entra en gestión de gracia y surge la esperanza; mas el reglamento se opuso, contra todo humanismo, al deseo vehemente del que cumple condena. La emoción en la cárcel es intensa y resuena en la galería desafiador el grito de indignación humana, "¡Vatua Deu...!". Nosotros vemos en el alma rebelde de la maldición toda la fuerza creadora de una sociedad más justa y humanizada.

 

El sol lanza sus últimos rayos oblicuamente inundando de luz y esperanza las celdas de los reclusos. Se comentan las noticias de la prensa palmesana y de la izquierdista que furtivamente llega a nuestras manos. Sociales y políticos reciben el beso del sol, el último amorío de libertad, Suena la campanilla infamante: ¡rancho, amigos! Y en desfile indio se recoge la ración de feculento potaje.

 

Atardece, y quietamente se adentra la felina representación del fuero militar, que con sus muecas y zalemas va extendiendo procesos y más procesos sobre la población reclusa. Una carta familiar, una estrella estilizada, un gesto, un suspiro, motivo son para el proceso del que sufre sed y hambre de justicia.

 

Suena de nuevo la campanilla carcelaria para la última formación. Dos, cuatro, seis... cuarenta y ocho, un enfermo, otro con el juez, el ordenanza Seguí: "¡Seguí!", grita el oficial. No responde. "¡Señores, buenas noches!".

 

Los grupos, deshechos por la ordenanza, se rehacen y al comento de las últimas declaraciones van formándose de nuevo los corros por afinidad de doctrina. Súbitamente se apaga la luz y queda la cárcel sumida en obscuridad profunda, que los discos rojos y fosforescentes de los cigarrillos cruzan en mil direcciones, que, sumariados, el capitán instructor procesaría. Vuelve la luz que la economía no supo regular debidamente, y con ella renuévase la charla en los corrillos de afines. En el ágora socialista, en que suelen alternar los izquierdistas, se reanuda el diálogo en torno de las bellas doctrinas y de los insignes maestros. Los ilustres perseguidos, Largo Caballero, Azaña, González Peña y otros más, suman las máximas simpatías de los tertulianos La doctrina marxista se compagina perfectamente con la democracia liberal. La revolución armada, en la desesperación de la masa, levanta en vilo el alma de los caídos. ¡Arriba los muertos, camaradas! El porvenir es nuestro.

 

Toca silencio el ordenanza y el preso vuelve a la madriguera en donde yace, en virtud de cálculos geométricos, en brazos de los dulces amoríos de nuestras ilusiones, que nos adormecen en sueños de redención humana, en el triunfo pleno de la revolución social.

 

Documentos de actos y mítines republicanos en Felanitx

Cartel celebración 1º aniversario República. 14 abril 1932
Cartel mitin propaganda republicana
Orden de seguridad para un mitin de Esquerra Republicana en Felanitx 10 febrero 1936

 

En 1936 fue elegido de nuevo alcalde de Felanitx en la II República.

 

En junio de 1936 firmó la "Resposta al missatge dels catalans" documento programático del proceso de recuperación de la lengua y la cultra catalana en las Islas Baleares y  de unión al resto de regiones de lengua y cultura catalanas. 

 

 

 

 

 

El 18 de julio de 1936 el golpe de estado militar liderado por Franco, seguido de tres años de guerra civil, acabó con la República y con la Democracia en España.  Cuando el golpe de estado llegó a Mallorca, Pere Oliver entendió que debía abandonar la isla. El 19 de julio se celebraba la inauguración del mercado municipal de Felanitx, una de las muchas infraestructuras públicas que dejó la República, y se hacía con una comida homenaje a Francesc Carreras,  gobernador civil de Madrid. Después de aquella comida, Pere Oliver Domenge partió a un largo exilio que le llevó hasta Filipinas donde pasó más de 18 años.

 

Proyecto Mercado Municipal de Felanitx (Mallorca)
construido siendo alcalde Pere Oliver Domenge

 

 

Partió hacia el exilio desde Porto Colom a bordo del llaut "Tigre" (en la foto) propiedad de Jaume Cifre Suñer. Años después, desde Filipinas, contó por carta a su hijo Miquel y a  su esposa Mariantònia Reus, cómo había sido la primera noche de la partida. Recien casados habían pasado su luna de miel en Cala Figuera.

 

 

 

 

 

Aparri (Filipines) 21 de Setembre de 1949

"Estimadíssims fills:
Tenc devant meu la vostra carta de dia 5 d'agost, l'endema mateix del vostre festejat enllaç, des de Cala Figuera. [...] El vostre record en tal dia me va fer molt content i fou un motiu més perque jo recordi Cala Figuera, que de temps duc gravat en el cor. Dons heu de saber que quan vaig deixar Mallorca, el port de Felanitx, amb don Jaume, recalarem a Cala Figuera. La nit era tranquila i ben estel·lada. Soparem en mig d'una general ansiedat motivada per les ràdios a tota força. Després enganyats, tornarem a Felanitx. El nostre port estava quiet, en plena calma. Ni un ris en les aigües ni una estridència en l'aire. Tant sols des del llaüt sentirem la veu del papa de n'Antònia comentant el que la ràdio Barcelona escampava. En aquell instant un mateix anhel, una mateixa esperança, unia tres cors ansiosos de pau i prosperitat, de tranquilitat i comprensió. Estavem d'acord sensa creuar-se un mot. Dos d'aquells cors ja no glateixen per la meva dissort. No vull recordar. Cala Figuera fou la darrera esperança aleshores i a la vegada el començar d'una nova vida per mi. Deu vulgui que aquesta nova topada amb Cala Figuera vos dugui molta sort i a mí, el record d'una nit anguniosa, la bella esperança d'un demà proxim." 

 

 

Aparri (Filipinas) 21 de Septiembre de 1949

Queridísimos hijos:

Tengo delante de mí vuestra carta del día 5 de agosto, el día siguiente de vuestro celebrado enlace, desde Cala Figuera. [...] Vuestro recuerdo en tal día me alegro mucho y fue un motivo más para que yo recuerde Cala Figuera, que desde tiempo llevo grabado en el corazón. Pues debéis saber que cuando dejé Mallorca, el puerto de Felanitx, con don Jaume, recalamos en a Cala Figuera. La noche era tranquila y bien estrellada. Cenamos en medio de una general ansiedad motivada por las radios a todo volumen.  Después, engañados, volvimos a Felanitx. Nuestro puerto estaba quieto, en plena calma. Ni un rizo en las aguas, ni una estridencia en el aire. Solo desde el llaüt oímos la voz del papá de Antonia comentando lo que la radio Barcelona divulgaba. En aquel  instante, un mismo anhelo, una misma esperanza, unía a tres corazones ansiosos de paz y prosperidad, de tranquilidad y comprensión. Estábamos de acuerdo sin cruzar una palabra. Dos de aquellos corazones ya no laten para mi desgracia. No quiero recordar. Cala Figuera fue la última esperanza entonces y a la vez el inicio de una nueva vida para mi. Dios quiera que este nuevo encuentro con Cala Figuera os traiga mucha suerte, y a mí, el recuerdo de una noche angustiosa, la bella esperanza de un mañana próximo."

Correspondencia del viaje al exilio

A través de sus cartas podemos seguir su largo viaje al exilio hasta Filipinas

Marsella               3 abril 1939

Hong Kong        26 mayo 1939

Marsella               27 abril 1939

Filipinas

Port Said              2 mayo 1939

Filipinas

Port Said            12 mayo 1939

 

La primera carta recibida desde Filipinas está fechada el 5 de junio de 1939 en Aparri en el Valle de Cagayan. Allí se instala en casa de su hermana Joaquima Oliver Domenge y su esposo Joan Llodrà Talladas, que regentaban allí una destilería “La Granja Inc. Northern Industrial Corporation” a la que él llega contratado como químico-técnico.

 

Joaquima Oliver Domenge i Joan Llodrà Talladas

 

Dice en sus cartas:

 

”La ciudad de Aparri es la segunda población del Valle de Cagayan, extensión inmensa y poco poblada por donde corre el caudaloso rio Grande –el Cagayan- de mucho más caudal que el Ebro y cualquier otro de nuestra España. Aparri está situada en la misma orilla o ribera del rio grande y de un estero (afluente) de mediana importancia. También limita (la ciudad) con el mar de la China, pudiendo afirmarse que está emplazada en la misma playa, la cual forma un arenal inmenso en m. y más K de extensión. Cuando el mar está en reposo puede uno bañarse con verdadero placer; pero los más de los días hay oleaje más o menos fuerte y luego uno se baña casi encima de la arena con verdadera algarabía. Delante la playa, a unos 50 metros, está construyendo el Club de los españoles -Miramar Club- en donde se reúnen muy a menudo los españoles” (Aparri, 9 agosto 1939)

 

“Como os decía en mi anterior la ciudad de Aparri se encuentra situada entre el rio Cagayan, un estero y el mar. El mar la besa en una playa inmensa y la tierra es llana como nuestro mar en verano. Solo en el horizonte se elevan las montañas, limitando el valle que, como todo en Oriente, es inmenso. La casa, muy mona, está en un extremo de la población en una calle ancha y recta que termina en la plaza de España, único sitio en donde hay arbolado. En el resto de la población solo se ven platanares que dan unos plátanos muy ricos. Aquí vivo con comodidad y salud disfrutando de la radio que nos da noticias de España y música española” (Aparri,  16 agosto 1939)

 

Desde el primer momento parecía tener previsto que su mujer e hijos puedan reunirse con él allí y comenzar una nueva vida en el Pacífico.  En las primeras cartas pide que le envíen algunos libros de farmacia y durante los primeros años hace continuas referencias a cómo será su vida allí y a la necesidad de aprender inglés.

 

Por estas tierras orientales el inglés es indispensable  y dado el estado primitivo del cultivo y  las ansias de progreso, así como las posibilidades, la mejor ocupación está en la agricultura y, consecuentemente, la profesión más estimable es la de ingeniero agrónomo. Estos datos son para  mi  estudioso Miguel que en el comienzo de su carrera universitaria, puede convenirle para encauzar sus estudios en este sentido y preparar su ingreso en la Escuela de Ingenieros Agrónomos. Don Arnesto Mestre podría orientarle y si los estudios de esta profesión son de su agrado lanzarse decididamente a la conquista del título de Ingeniero agrónomo de gran porvenir en España y mucho más en estas islas”  (Aparri 11 junio 1939)

 

“Decidido vuestro traslado a Filipinas y en espera de su realización, podrían embarcar para ésta Magdalena y Pedro si se encontrara la oportunidad de la salida para esta de algún amigo. Se me dijo que Juan Llodrà iba a embarcar próximamente y de ser ello cierto, ninguna oportunidad mejor que la de nuestro buen amigo. Y aun solos, creo yo,  podrían venir. Esto, como comprenderéis, sería gran satisfacción para mi que vería en ellos la seguridad de que iban a trocarse en feliz realidad mis ilusiones. Pero todo este plan, para su realización, necesita  la aprobación de mamá, sin la cual nada he dicho ni quiero. Si mamá, nuestra buenísima Catalina, da su consentimiento podéis arreglar los pasaportes a la primera oportunidad y telegrafiar a la dirección siguiente: Llodrá-Aparri-Cagayan- para mandaros el dinero necesario para el viaje. Entendidos? All right! Como dicen aquí.” (Aparri, 12 noviembre 1939)

 

Pronto la Industria familiar creció y empezó a preparar el traslado a Manila, el clima, con el baguio (tifón tropical de las islas) y el paso del tiempo pesaban cada vez más.

 

“Estimados todos: está lloviendo fuerte y el cielo es como un sábana gris, lisa y brillante. Frecuentemente retumba el aire al impulso de los lejanos rayos. Me encuentro solo, solo, en éste domingo último del mes de julio y como siempre vuestro recuerdo me acompaña. Los tíos todavía siguen en Manila, continuando las gestiones industriales que les llevaron allá. El descanso dominical es para mi el mayor de los pesares y anhelo el día laborable para aligerar de angustias mi alma demasiado aislada. Escribo sin ganas de escribir, sin fuerzas casi, todo mi espíritu quemado en un único deseo. Estoy torpe de verdad y no quiero continuar en este tono. Voy a fumar unos cigarrillos y más tarde, pasada la tormenta y su acción en mi, continuaremos la presente.

Pues vamos a continuar. Pasan los días y decrecen las fuerzas físicas a medida que se encanecen las cabezas, se fatiga la mirada y aumentan las anécdotas vividas; pero lo que permanece vivo y nos acompaña siempre es la imagen de los amados que guardamos celosamente en el recuerdo. Esto constituye nuestra fuerza y nuestra esperanza. Esto es lo que me confirma que algún día nos cabrá la dicha de abrazarnos y de rememorar todo que sea digno de memoria. Y en este deseo espero. “(Aparri 28 julio 1940)

 

“También el miércoles, al anochecer o mejor dicho ya anochecido, se presentaron los manilenses buenos y contentos del regreso después de más de dos meses de capital ¡Qué alegría y cuántos abrazos! Conversamos hasta las dos de la noche, comunicándonos noticias  cambiando impresiones. Sus gestiones comerciales para la ampliación de la industria están en camino de realización y probablemente, si no se mete el diablo de por medio, antes de terminar el año nos encontraremos instalados a unos cien quilómetros de Manila, trabajando en el montaje de la industria. Entonces solo faltará vuestra llegada para completar la esfera prometedora de dicha y nobles ambiciones” (Aparri  15 septiembre 1940)

 

Al mismo tiempo intentan conseguir el traslado de la familia dando por fallecido a Pere Oliver Domenge. 

Su hermana Joaquima Oliver Domenge envió esta carta al Gobernador Civil de Mallorca a través del Consulado de España en Manila solicitando el pasaporte que permitiera a la viuda y huérfanos de su hermano viajar a Manila donde ella podría acogerles.  

Escribe también a su cuñada, Catalina Massutí Alzamora, con las instrucciones.

 

 

Mantuvo también correspondencia con su hijo Miquel cuando este se encontraba  preso en el campo de trabajo en Tetuán (África):

 

“Espero que tus andanzas por estas tierras moras sean de gran provecho  a tus saberes y fortalezcan tu carácter. El mundo, en su gran variedad de pueblos  y costumbres, es el mejor libro para el hombre que sabe entender el jeroglífico vivir del hombre. No desperdicies las ocasiones que se presenten, lee las interesantes páginas que el destino puso en tus manos. Estudia en la vida misma, escríbenos tus impresiones y juicios, sin olvidar nunca que debes atención mucha a lo que digas, habida cuenta de la publicidad de las cartas” (Aparri 19 mayo 940)

 

Y continuó  en los primeros meses de su liberación:

 

“No me gusta que digas que tu vida es desgraciada. Nunca debes suponer tal, suceda lo que sea, aunque al momento te perjudique. La vida es buena aun en medio de los sinsabores. Cuando yo tenía tu edad muchas veces repetía que nunca el infortunio podría arredrarme. Ahora estoy convencido que las contrariedades nos aferran más y más a los objetos y sujetos de nuestro cariño hasta el punto de espiritualizar las mismas banalidades cual si todo fuera amor. La vida jamás será cosa distinta de lo que quiera ser el viviente Quiérete tu dichoso, fuerte, animoso  verás que por muchas contrariedades que encuentres en el camino de la existencia, nunca sentirás la vida como desgracia. Sócrates, en el mismo instante de beberse la cicuta sentía la felicidad en la huída de la imbecilidad de los hombres. Siempre animoso, siempre esperanzado, estimado Miguel, quiero sentirte y verte” (Aparri, 22 septiembre 1940)

 

Y siempre tuvo en el recuerdo a sus amigos y compañeros asesinados durante la guerra civil.

 

“Hoy fiesta de los muertos, día religiosamente observado en este país, dedicaré mis primeras palabras, que no pasan de murmullo devoto, al recuerdo imperecedero de mis amados traspasados a la gloria de sus virtudes, entre los cuales destacan Perico y Jaime. Hoy, con su tarde primaveral que me recuerda el pino de Porto Colom, el famoso pino con sus gandulas, no puedo escribiros sin levantar hasta el pensamiento los sentimientos que guarda mi corazón para la buena Pura y sus angelicales hijos. Hoy vivo completamente en el recuerdo de las amistades que han compartido con vosotros el cariño y la bondad. Mi saludo y mi reconocimiento para todos”  (Aparri, 2 noviembre 1940)

 

La correspondencia se interrumpe en noviembre de 1941. Ya hacía tiempo que en sus cartas expresaba  la preocupación por el conflicto bélico en Europa.

 

“Estimados míos: contesto a vuestra muy amada del 29 de junio próximo pasado y lo hago bajo la angustia de estos momentos por el peligro de que la guerra comenzada entre Alemania y Polonia pueda arrastrar a la lucha nuestra España ¡y pienso en Mallorca y en vosotros! Ojalá la lucha pueda localizarse y tenga España largos años de paz y tranquilidad.” (Aparri, 5 septiembre 1939).

 

 

El Final de la II Guerra Mundial en el Pacífico

En 1942 la ocupación japonesa situó a Filipinas en primera línea del conflicto. En ese momento Pere Oliver Domenge y la familia de su hermana estaban ya plenamente instalados en la capital filipina. Allí les atrapó la conocida como Batalla de Manila, una trágica y devastadora guerra urbana que entre el  3 de febrero y el 3 de marzo de 1945 arrasó la ciudad provocando miles de muertos hasta terminar con 3 años de ocupación japonesa.

 

El dia 6 (febrero/marzo?) de 1945 Pere Oliver da señal de vida enviando un telegrama de Manila a Felanitx “Salvados tragedia Manila”

 

 

La correspondencia se reinicia en abril del mismo 1945 y en las  primeras cartas descubrimos cómo fue la guerra en el Pacífico para Pere Oliver y otros catalanes y españoles que la padecieron allí.

Queridísimos  nunca olvidados: Después de más de tres años de separación completa hoy puedo reanudar nuestro diálogo epistolar. Por fin, mi sufrimiento por la carencia de noticias vuestras ha cesado y posiblemente mantendremos la comunicación hasta el día feliz en que podamos vivir juntos hasta el más allá.

 

Aquí en Manila hemos pasado casi toda la dominación japonesa. Hemos sufrido, singularmente los últimos días, durante la lucha de liberación. Hubo una noche la del 13 de febrero, que todos pensamos había llegado nuestro último instante. Ametrallados por los japoneses y corriendo entre ruinas y escombros todavía no sabemos como pudimos escapar con vida. El 15 de febrero los americanos nos salvaron. Todos estamos bien. Juan, Joaquima y el niño se encuentran en casa de unos amigos catalanes en las afueras de Manila. Yo vivo acogido en la casa de otro amigo, calle de Carcer 18, cerca de la oficina que por un milagro de Dios se salvó del incendio. Hoy se ha dicho que ya se admitía correspondencia para Europa y no queriendo esperar más, os escribo sin esperar un momento, sin decirles nada a los hermanos. ( Manila, 18 abril 1945)

 

“Ya contaba en mi primera como los bárbaros amarillos mataron, asesinaron a la población civil, quemaban nuestros hogares. Nuestra casa fue completamente quemada, refugiándonos en un hospital cercano. En el hospital Remedios nos reunimos más de 800 personas, más los enfermos y los de antemano hospitalizados. Creíamos nosotros que los muros del hospital sería algo seguro y respetado con sus grandes banderas de la Cruz Roja, sus médicos, nurses, etc.; pero de nada sirvió contra la barbarie de unos “primitivos” en derrota. Durante cuatro días la situación fue terrible, no se puede explicar. No tengo palabras para describir con exactitud aquella situación. Toda relación resultaría pálida. Porque mientras las casas de los alrededores, pegadas materialmente al edificio hospital, estaban ardiendo, los malvados japoneses ametrallaban nuestro refugio y nos lanzaban bombas de mano a los patios del establecimiento, aumentando la confusión y el espanto. Una de estas bombas me hirió en el pulgar de la mano izquierda El médico tuvo que hacerme la cura a la luz de los incendios. El pobrecito doctor, un verdadero héroe murió al día siguiente junto con diez o más. Llegamos a creernos totalmente perdidos hasta el extremo que el padre del hospital, un cura irlandés, nos dio a todos la bendición postrera. Pero, el martes, el 13 de febrero, la mayoría de los refugiados en el hospital dejamos el refugio, al amparo ineficaz de las banderas de la Cruz Roja, corriendo hacia las ruinas de los edificios quemados. Pasamos una noche horrorosa, deslizándonos como ladrones de un sitio a otro, huyendo de la muerte. Al día siguiente, la situación mejoró algo y por fin el 15 por la tarde, vimos el primer soldado americano. No podéis imaginaros cuál fue la alegría de la multitud. La gente salía de sus agujeros y escondrijos dirigiéndose a las líneas salvadoras. El éxodo fue parado por unas ametralladoras japonesas que mataron e hirieron algunos. Nos paramos llenos de esperanza y fe. Por fin, estábamos salvados, los libertadores estaban ya con nosotros. Viviríamos, volvería a veros ¡cuánta alegría!  Tanta o más que los anteriores pesares. El 16 de febrero estuvimos ya salvos y  seguros. Pasamos detrás de las líneas americanas, sucios, rotos, hambrientos, habiendo perdido todo el bagaje de maletas y balotanes que habíamos salvado del incendio de nuestra casa. Pero nos sentíamos dichosos, contentos, felices “ (Manila)

 

“Por esta de Manila las cosas han cambiado muy poco desde mi anterior. Juan y Joaquima siguen viviendo en casa de nuestro amigo Sansó, en un anexo de la casa. Vive con ellos un matrimonio barcelonés, simpáticos y buenos. […]

Continúo viviendo en Carcer 18 con un amigo asturiano, en la casa donde nos acogimos refugiados en los primeros días de la liberación. Resido aquí, en donde llamamos “Down Town”,  y no con ellos para estar más cerca de la Bodega de La Granja.  Actualmente Juan está construyendo un aparato destilador para conseguir renovar y reconstruir el negocio completamente destruido a causa de los desastres de la guerra y la calamidad japonesa. Pensamos tener el aparato listo y en disposición de destilar dentro de unos 15 días. Vamos a montar la destilería en un pueblo cercano a Manila, en la rovincia de Laguna, donde existe mucha caña. […]

Muchos españoles están gestionando salir para España sin resultado hasta ahora. Yo, como ya os decía, voy a esperar que el negocio de Juan vuelva a tener su marcha segura y progresiva. Una vez esto asegurado, que según nuestros cálculos no puede tardar, me embarcaré y quien sabe si todos los cuatro, ellos y yo, nos embarcaremos.  Ellos para ver a su madre […] yo para quedar para siempre más en vuestra compañía. (Manila, 8 julio 1945)

 

Ayer 15 de agosto se confirmó la victoria sobre el Nipón de las armas aliadas, siendo un hecho la P.A.Z. […] “War i over”. Por fin el Mundo se ve libre de la más grande pesadilla de nuestra época, podemos volver a hacer planes para el futuro de los hijos, volveremos a vivir la vida tal cual debe ser vivida y amada: trabajando. Trabajando y compartiendo entre todos el bienestar ganado por la Humanidad después de años y siglos de continuado esfuerzo.

Bien, vamos ahora a lo prometido (daros alguna referencia más de cómo pasamos los meses en nuestro nuevo y feliz estado de liberados). Cuando Manila, mejor dicho nuestro Districto, fue liberado, nos encontramos sin hogar, sin recursos, sin ropas ni alimentos. El Gobierno Militar y los amigos más venturosos nos procuraron alojamiento y comida. También prendas de vestir. La casa, casa grande, de un amigo catalán fue nuestro primer refugio. Nos reunimos en casa del amigo Sansó unas seis familias: las hermanas Camallonga; la familia de Codina, la de Tomás; la de García Verches; la Viuda de Oliver, la familia Oliver, cuñado de la anterior, la de Ramón García  y otras más. Como podéis colegir la mayoría eran catalanes, constituyendo una pequeña colonia regional. A las pocas semanas pasé yo a la calle de Carcer, frente a una Bodega de La Granja, para convivir con varias familias filipinas y unos españoles. En este piso grande, vivimos ahora todos, los cuatro y junto con nosotros viven los de García Verches. Nadie más comparte el piso con nosotros, lo cual os demostrará el progreso que se ha hecho hacia la normalidad.  El piso es grande y bonito, pero muy polvoriento a causa del pésimo estado de las calles y el grandísimo tráfico existente, el cual se intensifica de cada día. Porque hay que ver la cantidad enorme de material que usan, abusan los americanos. El ejército americano es el ejército de una casa rica, formado por jóvenes y gente en años, pero todos educados y complacientes como los primeros. En esta magnífica conducta es en lo que más se diferencian del soldado japonés, regularmente abrupto, grosero y mal pensado. Y no olvidéis que cuando trataban con españoles usaban de las más refinadas maneras por aquello de que en los españoles veían amigos y hasta posibles aliados. No obstante, el carácter y la moral no podían cambiarse.

Al principio comíamos regularmente sardinas y arroz- que aquí llaman morisqueta- por la mañana. Sardinas y morisqueta por el mediodía y sardinas y morisqueta por la tarde para no variar. Al cabo de unas semanas la ayuda del ejército americano pudo organizarse y entonces, si, empezamos a comer bien y a engordar. Los extranjeros fuimos organizados en grupos, los cuales recibían directamente del Americano las correspondientes raciones. Nosotros estamos divididos en varias secciones por ser la Colonia Española la más numerosa. De nuestro grupo yo soy algo así como tendero, más exacto “el noi de la botiga” y todos los principios de semana todo los bártulos, la balanza, la espátula y a repartir raciones a los españoles de la vecindad que corresponde a nuestro grupo. La ración por persona y por semana es algo serio. Pagamos por ella Cuatro Pesos, pero, con los actuales precios vale veinte veces más. Para que os hagáis una idea aquí copio la ración por persona de la última semana, esta semana: Arroz California 1 Kilo; Patatas deshidratadas, Avena preparada –Oats- y Fideos, ½ Kilo de cada; Azúcar y mantequilla 0,200 gramos de cada; café, 0,100; Pork Sausage 1 lata de 2 libras y leche evaporada, 2 latas por persona mayor y 4 latas si se trata de un niño menor de trece años. (Manila, 16 agosto 1945).

 

En contacto con la política española

 

Durante su etapa en el exilio Pere Oliver Domenge no perdió el contacto con la acción política en España y en Cataluña. A pesar de la distancia se pudo conservar parte de  la correspondencia mantenida con otros españoles y catalanes en el exilio. 

 

 

Carta de Indalecio Prieto desde Saint Jean de Luz a Manila

Nunca pudo recuperar la farmacia

No fue hasta 1952 que Pere Oliver, una vez conquistada Manila por los americanos, pudo obtener un pase para visitar al Embajador de España en Filipinas. Decidido su regreso a España se entrevistó con el Cónsul para el arreglo de papeles y  la entrega del pasaporte. Pere Oliver Domenge embarcó en el Titania el 19 de junio de 1952. Desembarcaba en Barcelona el día 29 de julio de 1952 y el 2 de agosto en Palma de Mallorca. Seguidamente acompañado por el abogado Sr. Feliu, se presentó al Auditor de Guerra por si tenía que responder de su conducta en los años anteriores al golpe militar o durante el mismo. Al día siguiente estaba ante el Juez. El proceso militar fue sobreseído y las penas impuestas por el Tribunal Regional de Responsabilidades civiles cumplidas. Los doce años de extrañamiento terminados por la amnistía concedida y pagadas las 65.000 ptas. impuestas.

 

A los pocos días de su regreso a Mallorca, Pere Oliver Domenge recibió la visita del Presidente del Colegio de Farmacéuticos, D. Antonio Oliver, que le notificó que no había sido dado de baja en las listas de colegiados y que se le tenía como moroso. Pagando las cuotas adeudadas seguiría con los mismos derechos de todos. Además le sugirió pedir la reapertura de su farmacia con la seguridad de que sería concedida. Existían precedentes. En Mallorca mismo, el Sr. Serra de Sóller había sido rehabilitado y el caso era sino idéntico, el mismo. Pero en el caso de Oliver Domenge los farmacéuticos de Felanitx se unieron en su contra y nunca pudo recuperar su farmacia. 

 

 

 

De cómo fue el proceso para intentar reabrir la farmacia se conserva un relato sin firmar (Transcripción) y algunas cartas cruzadas entre Pere Oliver Domenge y otras personas que se implicaron en el proceso.