Tetuán 28/01/1940
Queridos hermanos: Una salud perfecta, ese es mi diagnóstico, el único conflicto es el de lo referente a la alimentación, todos los artículos están caros o más que en nuestra querida isla, desde luego hasta la fecha nada me ha faltado.
Os voy a explicar de por esas tierras; ayer al regresar del trabajo tuve ocasión de ver una fiesta típica del país que tenía lugar junto al campamento en una gran explanada que hay, parecía un carnaval, había gran variedad de trajes y tipos de todas las especies y para todos los gustos, se veían mujeres tapadas hasta los topes con mantos blancos dejando solo al descubierto unos bellos ojos (ojos de mora) que brillaban como faroles y capaces de deslumbrar al más tenorio, eso sí que son mujeres. Por otra parte aparecían los jefes de cabila, o como los llamen, no hace al caso, seguidas de unas cuantas mujeres, creo que todas a su disposición, después la caballería mora haciendo filigranas sobre sus magníficos caballos.
Sí Pedro, aquí sí que te divertirías, podrías engrosar tu colección de tipos raros con nuevos y valiosos modelos; pero qué modelos chico! A más encontrarías alguna mora escultural, una cosa piramidal, hay para derretirse; las que no harían nada aquí serían las mujeres, no, ni a Dolores ni a Magdalena ni a ninguna os recomiendo un tipejo de los que andan por estas, los hombres sí que son una calamidad, es una lástima, para vosotras no hay nada, a Pedro podré, cuando venga, llevarle una mora, pero a vosotras no sé, más os conviene un mono que un moro.
Espero que recibisteis mis cartas, pues de ellas no he tenido contestación la que espero con gran ansiedad, escribid, no esperéis carta mía para hacerlo. Desde Madrid escribí a mi madre cosa que volveré a hacer un día de esos.
Sin nada más que anotar, recibid un fuerte abrazo de vuestro hermano que no os olvida.
Miguel