La victoria socialista de octubre 1982 desató las alarmas en el gobierno de Marruecos. El 14 de noviembre de 1976, primer aniversario de los Acuerdos de Madrid, en los que Arias Navarro había entregado la administración territorial del Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, Felipe González había viajado a los campos de refugiados de Tinduf y había prometido que el PSOE "estará con el pueblo saharaui hasta la victoria final" y había mostrado su apuesta por la autodeterminación del pueblo saharaui, su repulsa a los acuerdos de Madrid y su apoyo al Frente Polisario.
El 28 de marzo de 1983 Felipe González viajó a Marruecos en su primer viaje oficial al extranjero como presidente del gobierno. Pretendía establecer un ambiente de confianza con gobierno alauí. Al mismo tiempo Alfonso Guerra visitaba Argel con el mismo objetivo. Guerra volvió sin reconocer la soberanía del Sáhara Occidental y Felipe González actuó con moderación. El Frente Polisario no recibió apoyo directo de España y González empezó a hablar de una nueva política global hacia el Magreb. La prensa del momento recogió las declaraciones del presidente español a su regreso: confirmó la voluntad del Gobierno español —resumida en la fórmula: «no injerencia y no inhibición»—, aunque aseguró que si algún organismo internacional solicitara de España apoyo, ayuda o colaboración para consolidar el proceso de paz o para poner en marcha lo que desembocara en un referéndum, estaría dispuesto a prestar dicha colaboración. Explicó que en que en ningún momento sus interlocutores habían hecho referencia al problema de Ceuta y Melilla, «y esto es algo de agradecer».
La Prensa marroquí, sin embargo hizo hincapié en el problema de Ceuta y Melilla, afirmando que: lo mismo que el de la pesca para España, es el que los marroquíes tienen más presente en su ánimo.
http://www.raco.cat/index.php/revistacidob/article/viewFile/86667/111681
http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/documento.asp?reg=r-7998
En este escenario había que negociar el acuerdo de pesca entre España y Marruecos. Miquel Oliver Massutí encabezaba la delegación española.
Sorprendentemente, días después del viaje de González a Rabat, y sin previo aviso, Marruecos prohibió a los barcos pesqueros españoles faenar en la mitad de la costa del Sáhara, entre Cabo Bojador y Laguera.
El 8 de abril de 1983, Miquel Oliver viajó a Rabat, sin conocer las razones por las que Marruecos había prohibido faenar en la costa sahariana. En rueda de prensa se mostraba optimista aunque reconocía:
"Esos no son modales apropiados para una clase política. Supongo que mientras duró la visita de Felipe Gonzalez, los alauitas no preveían tomar semejante medida, si hubiera sido así lo hubieran comunicado en las entrevistas que se celebraron". "No creo que sea una posición de demostración de fuerza en las negociaciones puesto que estas ya tienen suficiente dureza". "La misión de la Secretaria de Pesca es conseguir que nuestra flota faene en las condiciones más rentables posible. La política internacional no es competencia de mi departamento". Miquel Oliver informó también que ya miraban a otros posibles caladeros y ya mantenían conversaciones con Tanzania, Madagascar, India, Colombia, Brasil y Mauritania, con el que ya se estaba a punto de iniciar las negociaciones para un acuerdo pesquero.
Marruecos presentó su documento para la negociación que incluía:
- Reducir en un 70% el volumen de capturas para proteger sus reservas. Madrid defendía mantener el volumen del acuerdo vigente con un compromiso gradual de autolimitación.
- Soberanía para establecer las zonas prohibidas por razones de seguridad.
- Falta de contrapartidas económicas. Madrid lo dejaba pendiente hasta conocer el volumen de capturas permitido.
El 1 de agosto de 1983 se firmó el acuerdo de pesca entre España y Marruecos para faenar en aguas saharauis.
El 5 de julio de 1984, Mauritania aceptó, tras un lustro de contenciosos con nuestro país, reanudar de inmediato las negociaciones de un acuerdo pesquero con España, y lo hacía en el transcurso de la Conferencia Mundial de Pesca que se celebraba en Roma los últimos días de junio, bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), y en la que España tuvo un papel destacado a solo un año de incorporarse a la Unión Europea. Aun así, la súbita decisión de Mauritania, obligó a los jefes de la delegación española -el secretario general de Pesca, Miguel Oliver, y el director general de relaciones pesqueras internacionales, Luis Casanova- a abandonar la conferencia y no estar presentes en la clausura ni en las conclusiones. El País 30 de junio de 1984
La prensa se hizo eco del importantísimo papel de la administración pesquera española en la Conferencia. Se destacó la presencia de representantes españoles en la comisión redactora del documento final y en la vicepresidencia de la conferencia y la relevancia internacional que tuvo la intervención del rey Juan Carlos I; varias delegaciones (India, China y algunas naciones latinoamericanas) incluyeron en sus intervenciones ante el pleno de la conferencia referencias elogiosas al discurso pronunciado por el monarca en el acto de apertura, cuya redacción estuvo a cargo de Miquel Oliver Massutí, según el agradecimiento que le envió el Secretario de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo.
Miquel Oliver tuvo un papel protagonista en el acercamiento de Mauritania que llevó, posteriormente, a la firma de importantes acuerdos pesqueros. Encabezó la delegación española en numerosas ocasiones y lideró encuentros al más alto nivel. Interesado desde siempre por el mundo árabe, que consideraba parte de sus raíces mediterráneas, Miquel Oliver acometió con especial sensibilidad esta tarea. Se sentía cómodo en sus visitas a Mauritania y no dudaba en vestirse una túnica árabe y disfrutar un cuscús con las manos en una haima en el desierto cuando los anfitriones les invitaban. Con todo, el acercamiento no fue fácil, fueron unas negociaciones largas y duras, con momentos muy complicados desde el punto de vista diplomático y que implicaron a todo el gobierno español, como queda constancia en la carta que, el entonces embajador en Mauritania, Gumersindo Rico, hizo llegar a título estrictamente confidencial a Miquel Oliver con motivo de una visita de Miquel Oliver a Mauritania en marzo de 1984. Decía el embajador "Teniendo en cuenta la condición de miembro del Comité Militar de tu interlocutor principal, la posibilidad de que la eventual contrapartida oficial española -crédito o lo que sea- se canalice eventualmente hacia material de guerra de que tan necesitado está -y más ahora- este país (que ese material pueda ser reconducido hacia el Polisario, como me han dicho en Madrid, es absolutamente impensable)"